El golf y la adicción que genera
Quizás sea por vivir en Gran Canaria y poder jugar casi todos los días del año, que cuando llegan mis vacaciones no suelo jugar al golf, lo suelo dedicar a pasar tiempo con mi mujer, mis hijos y practicar otros deportes con ellos, como pueden ser tenis, pádel, ciclismo o ir a dar paseos por el campo si tengo la suerte de estar en mi Galicia natal.
Durante todo ese tiempo que me alejo del golf, no suelo sentir morriña del golf, siempre he pensado que esos períodos de lavado venían bien para que mi cuerpo descansase algo de la práctica diaria. Sin embargo, este año al volver ya a Gran Canaria, realmente el campo no me llamaba, es más, estuve hasta tres semanas pisar el campo de golf, mi mujer llegó a pensar que me había curado de mi golf.
Al final un día volví a dar clases con mi profesor, dándome cuenta que los cambios introducidos en mi swing, ahora S&T, seguían estado ahí y dándome un swing mucho más controlado, sin embargo, este año, las ganas seguían sin aparecer del todo, hasta que una de esas bolas, la tocas en la yema, pura mantequilla y la bola describe el vuelo deseado y entonces te vuelves a preguntar una vez más, ¿qué hecho ahora diferente?
Te pones otra vez a la bola, buscando repetir esas sensaciones del golpe anterior,en algunas te acercas a ese golpe que ya llevas grabado en la memoria mientras que en otras te alejas. Esas ganas de seguir mejorando el swing vuelven a aparecer, a una ficha le sigue otra, pero finalmente te das cuenta que has vuelto a recaer, cuando al abandonar el tee de prácticas, ves que en un felpudo alguien no ha tirado sus últimas diez bolas, y claro, dejarlas allí sería pecado ¿no?
Es esa sensación de pegar a la bola en toda la yema, el placer de hacer un buen swing y ver como casi por un milagro la bola hace lo que realmente tu querías que hiciese, aunque si os soy sincero, si todas las bolas fuesen así, dudo que me gustase tanto el golf, porque quizás sean los malos golpes, los que también me hacen disfrutar los buenos. Sea como fuere, pensé que después de este verano, me había rehabilitado de mi golf: que equivocado estaba…