El golf como deporte olímpico y jugadores que se borran de los JJOO de Rio 2016
En los últimos días, jugadores del calibre de Adam Scott y Louis Oosthuizen han comunicado que renuncian a la posibilidad de representar a sus respectivos países en el retorno del golf al programa olímpico. Dos grandes estrellas por el momento, quizás alguna más se les una, que dicen que «no» a participar en el golf olímpico y he de reconocer que, a pesar de haber alegado problemas de calendario para pasar tiempo con sus familias u otras obligaciones, cuanto más lo pienso, más me tendría que pensar si ir o no ir.
¿Debería ser el golf deporte olímpico?
El debate no es sobre si el golf como deporte en sí reúne las características para ser olímpico o no, sino lo que representa el olimpismo para el golf. Siempre he considerado que las olimpiadas deberían reservarse para aquellos deportes en los que la medalla de oro es el logro más grande que un deportista puede conseguir en su especialidad y bajo esa premisa, al igual que no considero útil que otros deportes, como el fútbol, sean olímpicos, lo mismo pienso del golf.
Un Masters, un British Open, un US Open, un PGA Championship e incluso una Ryder Cup, son logros que una gran mayoría de nosotros preferiríamos tener en nuestro historial antes que una medalla olímpica.
Los beneficios que el olimpismo traerá al golf
Siempre que se habla del golf como deporte olímpico, se habla de la gente que atraerá al golf debido a su presencia en el programa de los JJOO. Pero este es otro de los puntos que no acabo de ver. La gente ve un campo de golf y aunque no tenga ni idea de las reglas o los «palabros» básicos de nuestro deporte, sabe lo que es, sabe que se trata de meter la bolita en el agujero.
Quizás la figura de un jugador global como Tiger Woods ayudó mucho a su conocimiento en el mundo. Pero, a mi juicio, el problema del golf no es que sea un deporte desconocido para el público en general, sino que la gente es capaz de reconocerlo pero eso no implica que quieran o vayan a acercarse a un campo de golf.
No esperen hordas de gente corriendo a los campos después de las ceremonias de entregas de las medallas de golf. Simplemente no sucederá.
Golf olímpico: un formato más propicio para la siesta que para despertar pasiones
Sobre el formato del golf olímpico hemos hablado en Golf76 que otro torneo de 72 hoyos medal no nos parece la mejor idea para que la gente siga las retransmisiones y viva con una pasión parecida a la que los golfistas sentimos.
Podría haber sido una competición por equipos al estilo de la antigua Alfred Dunhill Cup, podría haber sido una modalidad de match play con dos jornadas previas clasificatorias medal o incluso una competición por equipos formados por profesionales y amateurs de un mismo país, con una prueba mixta, etc. Se me ocurren varias modalidades, todas ellas más interesantes que la adoptada para la vuelta del golf al programa olímpico.
El golf es un deporte ligado a la grandeza del escenario
Un tatami, una pista de badminton, una piscina olímpica, unas anillas, un potro,… son lo que son, el espectáculo lo ponen íntegramente los deportistas y su lucha, pero el tatami, la pista, la piscina, las anillas o el potro no son protagonistas. Sin embargo, en el golf las grandes gestas y los grandes momentos no sólo están ligados a los golfistas, sino a los campos donde dichas hazañas han tenido lugar. Campos históricos, campos llenos de tradición y que llegan incluso a compartir una parte importante del protagonismo.
Un campo hecho para un único evento en particular, con la peculiaridad de quedar como una instalación servible para el público en general después de dicho evento, no sé si acabará siendo un campo con la suficiente entidad para rendirnos un espectáculo a la altura de lo que estamos acostumbrado a ver en los grandes torneos o en la Ryder Cup, pero permitirme que lo dude.
El orgullo de representar a tu país
Esa es una de las razones principales que siempre se esgrimen y lo podría entender si realmente fuese una prueba en la que el patriotismo se fuese a vivir con tanta intensidad como en la Ryder Cup, donde la pasión, entrega y presión de público son muy especiales, pero me cuesta mucho ver ese tipo de ambiente en una última jornada olímpica de golf.
Sí, jugarás por tu país, estarás representando a tu nación, pero no a todos los jugadores ese orgullo patrio les tiene que llamar tanto como para incorporar una semana más a su calendario en verano. Entiendo el orgullo que algunos sentiríamos por representar a nuestro país, pero no todo el mundo tiene que sentir esa llamada.
Por último, sólo añadir que la renuncia a ir a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro me parece una solución más ética por parte de aquellos jugadores que saben que no van a llegar con la motivación o preparación suficiente para afrontar una prueba como el golf olímpico, que aquellos que al final irán pero tratándolo como si fuese una prueba más y no como un gran evento.
Si queremos que el golf dé un buen espectáculo, a pesar de los factores anteriores, también deberíamos querer que los jugadores presentes allí lo consideren una gran prueba y estén dispuestos a darlo todo.