Menudo espectáculo de Jordan Spieth, Sean O´Hair y Patrick Reed
Ayer se disputó la última vuelta de Valspar Championship con un final de los finales con los que los aficionados y patrocinadores soñamos, porque resultó casi imposible apartar la mirada de la televisión durante los últimos hoyos y en los posteriores hoyos de desempate.
En liza, dos jugadores que representan el futuro del golf americano, Jordan Spieth y Patrick Reed, a los que se le unía otro jugador con mucho talento y una dura historia detrás como es el caso de Sean O´Hair. Resultaba difícil poder decantarse por cualquiera de ellos, porque todos dieron claras muestras de lo que realmente son capaces.
Los tres llegaron al play off con el mono de trabajo puesto, ya que Patrick Reed conseguía dejar primero en casa club el resultado de -10 al embocar un grandísimo putt en el 18, y es que este jugador, polémicas sobre su pasado universitario aparte, es un competidor nato, además de tener un talento brutal. Los otros dos jugadores, también sufrirían en el hoyo 18 para salvar el par. Sean O´Hair porque después de su tiro a green, la bola quedaba reposando pegada al collarín y Jordan Spieth porque se veía obligado a embocar un señor putt para meterse en el play off.
Tanto en los últimos 18 hoyos, como en el play off, tuvimos la oportunidad de presenciar un clinic nivel experto en recuperaciones. La primera clase en las manos de Patrick Reed, que con una bola empotrada en el labio del bunker del 18, lograba sacar el par en dicho hoyo que le servía para seguir vivo. Otra clase magistral corría a cargo de Jordan Spieth en el 17, que tras fallar por la derecha, su bola quedaba en un rough alto y cuesta abajo, con una bandera corta. Y desde ahí, lograba sacar un putt que le servía para seguir vivo. Ayer vimos recuperaciones, que simplemente parecían imposibles.
No se lo que pensaréis vosotros, pero para mí, el final de ayer es de los que crean afición, de los que disfrutas de lo lindo, de los que te dejan pensando lo brutalmente buenos que son estos jugadores. Yo ya lo he comentado varias veces, que el golf necesita más de este tipo de golf, de recuperaciones, de magia o talento alrededor de los greenes, porque ahí reside el verdadero espectáculo y no tanto en los drives de 340 yardas.