Probando el Rapture Driving Iron: el nuevo hierro 2 de Ping
Aquellos que me sigan en Twitter, sabrán que mi avatar es de una foto de 3 hierros 2 que un día se juntaron en una partida de amigos. Es más que probable, que ninguno de esos jugadores le saquemos el rendimiento que le sacaríamos al correspondiente híbrido pero, al mismo tiempo, tampoco dicho híbrido nos proporcionaría la misma satisfacción que el hierro 2 cuando es pegado en la yema. No nos ampara la lógica, el sentido común, ni los datos, pero yo al menos, no no lo puedo evitar…
Por eso mismo, cuando leí por primera vez sobre el lanzamiento del nuevo Rapture Driving Iron de Ping, era consciente de que era uno de esos lanzamientos que, más temprano que tarde, sabía que acabaría probando, entre otras cosas, porque este tipo de productos son más bien escasos.
Cuando la semana pasada, Borja Lostau, responsable del Fitting de Ping, hacía una visita al Real Club de Golf de Las Palmas, de la mano de Abubilla Golf, la ocasión no podía ser desperdiciada. Aunque ya me avisaba Borja Lostau por Twitter, de que no lo probase, que me lo iba a quedar…
Antes de conocer en persona al Rapture Driving Iron de Ping, la duda es si la cabeza, una vez me pusiese al stand, la vería como un auténtico mazacote o si lo vería como algo más parecido a un hierro, ya que reconozco que hay ciertos palos, que si no me entran por los ojos una vez que me pongo a la bola, siempre me ha resultado imposible tener confianza en ellos a la hora de pegarle. Sin embargo, nada que ver en este caso. Mis sensaciones al tener por primera vez en las manos el hierro 2 de Ping, es de tener algo más parecido a un híbrido entre manos que a un hierro 2 tradicional.
La gente de Ping comentaba en su lanzamiento que la varilla de serie del Rapture Driving Iron, es media pulgada más que la varilla standard de un hierro 2. Montando una varilla de grafito TFC 949 con la que se consigue un sping muy bajo gracias a «la mezcla de polímero y tungsteno, a través de la suela para posicionar aún más masa en la parte baja con la que reducir aún más el spin…» Si bien lo que más me sorprendió es como salía la bola una vez pegada y el generoso perdón que presentaba, ya que la bola parecía comportarse mejor de lo que las sensaciones del swing le habían dicho a uno.
Durante esa misma mañana, también vi probar el nuevo hierro 2 de Ping avarios profesionales del club, sacándole alguno de ellos todo lo que el palo podía dar e incluso algo más, pero me quedé con las ganas de ver cual era la sensación de los jugadores amateurs con este tipo de palo.
Mi sensación es que estamos ante un palo mucho más fácil que un hierro 2 al antiguo uso, que quizás a la hora de tenerlo en las manos me recuerda más a un híbrido que a un hierro, pero que a la hora de pegarle, es como un hierro medio-largo de una serie de hierros de los que perdonan de verdad. Por lo que estaríamos hablando de un palo que a algunos jugadores les imponga más respeto por su nombre, que por la verdadera posibilidad de sacarle rendimiento, por lo que si tenéis la posibilidad de probarlo en alguno de los fittings de Ping, no desechéis la oportunidad, ya que según la gente de Ping, el público objetivo de este hierro es desde jugadores scracth hasta handicaps 15.
Me queda la curiosidad de saber como se comporta este driving iron desde rough en comparación con un híbrido, aunque para ello, vamos a tener que esperar a que llegue, pero de eso ya hablaremos más adelante cuando se haga con un hueco en mi bolsa.
Nota: los datos del Trackman provienen de la captura de la pantalla que hizo Borja Lostau a uno de los golpes que pegué probando esa mañana en el tee de prácticas, no siendo ni la mejor ni la pero bola pegada durante la mañana.