El miedo a cambiar el juego con la evolución
Durante la semana pasada, todavía con la resaca de la victoria de Rafael Nadal en el US Open, me acordaba de esta entrevista a Toni Nadal (recomendable leerla) en la que entre otras muchas cosas, hablaba de cómo había cambiado el tenis, pasando de ser un deporte de saque bolea, donde en algunas ocasiones no se veía más que el saque, a un deporte en el que los puntos hay que ganarlos tras un cruce de golpes más o menos intenso.
Pistas más o menos rápidas y bolas más duras o más blandas son algunas de las variaciones que según Toni Nadal se modificaron para poder dar el espectáculo que los dirigentes creían que los espectadores querían ver. Esos cambios, también produjeron que despareciesen los verdaderos especialistas de cada una de las superficies como se daba antaño, pero, tras finales como la de este US Open, con los intercambios tan impresionantes que vivimos, me costaría entender a alguien que dijese que los que vivimos esa noche no era tenis de verdad.
Si hablamos del golf, vemos como el R&A o la USGA no han sabido ponerle freno a la evolución de las bolas, lo que en buena medida provoca que joyas del diseño de años atrás no resistan una vuelta de competición sin ser masacrados por los profesionales actuales.
Durante este tiempo, he intentado dar respuesta a la pregunta del golf que queremos ver los espectadores. Si tenemos en los mejores golpes del 2012, parece ser que no queremos ver drives de 350 yardas, al igual que en el tenis tampoco querían ver puntos directos. Los vídeos demuestran que los golpes que consideramos mejores son aquellos tiros certeros a bandera, grandes putts, recuperaciones milagrosas como la de Bubba Watson en el Masters, pero no drives de 400 yardas. Lo que sin duda me hace preguntarme una vez más ¿por qué no le ponen freno a la bola si lo que más valoramos son tiros certeros a green, recuperaciones y ciertos putts?
En el tenis, las raquetas permiten pegar más fuerte a la bola, los jugadores están mejor preparados físicamente, sin embargo, toda esa potencia no ha privado a los aficionados de ver el tenis que querían ver, en buena medida porque los dirigentes hicieron los cambios oportunos para que el tenis no fuese sólo un deporte de potentes saques. ¿Tenemos miedo a los cambios dentro de nuestro deporte? ¿Tendríamos que aprender de cambios como los producidos en el tenis?