¿Hemos visto un Masters descafeinado?
La edición del Masters que acaba de finalizar, nos ha dejado a algunos un cierto mal sabor de boca en la última jornada, ya que nos esperábamos algo más de emoción en el tramo final del torneo. Dicen que el Masters de verdad comienza en los últimos 9 hoyos del torneo, ya que es ahí cuando los nervios están más a flor de piel que nunca, el cansancio hace mella y entra en juego el temido Amen Corner. Este año no fue así.
Tras unos 9 primeros hoyos apasionantes en la jornada del domingo, en el Masters de 2014 hemos visto que la superioridad de Bubba Watson iba en aumento y no había apenas opciones en el campo para ponerle un poco de tensión a los últimos hoyos. Estaban ahí Jonas Blitx, Miguel Ángel Jiménez, Matt Kuchar y Jordan Spieth, todos apretando al máximo pero sin asustar demsaiado al líder.
La sensación que tenemos algunos es que ha faltado emoción y la duda es saber si es porque Bubba Watson ha sido muy superior, o si existe algún otro motivo, como puede ser la configuración del campo. Algunos afirman la estadística confirma que los zurdos lo tienen más fácil para ganar en el Augusta National porque muchos hoyos exigen cerrar la bola a los diestros, lo que para un zurdo supone jugar al fade. Esta conclusión no la considero acertada desde el punto de vista matemático, dado que la serie histórica de torneos no es una muestra significativa, así que habría que buscar otro motivo.
Dicen que las tormentas caídas sobre el recorrido del Augusta National desde el año pasado y en los días previos al torneo han facilitado algunos hoyos. Tal vez sea este uno de los motivos que ha permitido jugar más cómodo a Bubba Watson, jugador conocido por su capacidad de imprimir a la bola trayectorias inverosímiles para hacerla llegar más lejos que nadie.
El caso es que nos hemos quedado algo de bajón, pensando en que podríamos ver un final tan emocionante como el del año pasado, en el que Adam Scott ganó a Ángel Cabrera en un emocionante playoff, o como en otras ocasiones en las que el líder en los últimos hoyos sucumbía y ocurría lo inesperado. Estos son algunos ejemplos que han pasado a la historia del Masters:
Ed Sneed en el Masters de 1978
Otros hoyos, además del Amen Corner, han sido clave en otras ediciones del Masters, como en el caso de Ed Sneed, que en el año 1979 partía en la jornada final del torneo con una ventaja de 5 golpes y llegaba al hoyo 16 conservando 3 por encima de sus más inmediatos perseguidores.
Con 3 golpes de ventana y 3 hoyos por jugar, Ed Sneed se vino abajo y acabó con 3 bogeys, lo que le llevó a un playoff que acabaría perdiendo contra Fuzzy Zoeller. Ese fue el mejor resultado de Ed Sneed en un grande, pudo pasar a la historia como un jugador que logró una chaqueta verde, pero se quedó en un segundo puesto que sólo se recuerda por haber perdido de manera sorprendente.
Scott Hoch en el Masters de 1989
En el Masters de 1989, hubo otra llamativa derrota, en este caso de Scott Hoch. Este jugador americano es otro de esos grandes golfistas que nunca han ganado un grande, a pesar de que lo tuvo muy cerca en una ocasión. Su caso empezó en el hoyo 17, cuando era líder y Nick Faldo le seguía un golpe por detrás. Hoch falló un putt corto para par en ese hoyo, empatando con Faldo en la clasificación. Empataron en hoyo 18 y acabaron en playoff.
Jugaron el hoyo 10 para el desempate y Faldo hizo bogey. Hoch estaba para birdie desde la izquierda de la bandera y con dos putts le bastaba para ganar la Chaqueta Verde. Con el primero dejó la bola a menos de un metro y ahí los nervios le llevaron a la ruina. Miró el putt por todas partes para diseñar el golpe perfecto y, como cuentan en Golf About, sufrió lo que se llama “parálisis por el análisis”. Tras dos minutos pensando cómo jugar ese golpe, tiro el putt y su bola hizo corbata, dejándose una vuelta de aupa. La metió y volvieron a jugar el hoyo para seguir con el desempate y en la segunda ocasión, Faldo embocó un putt desde unos 8 metros para sentenciar y llevarse la victoria en esa edición del Masters.
Greg Norman en el Masters de 1996
El Amen Corner ha visto sucumbir a grandes jugadores que partían con ventajas aparentemente insalvables, jugando muy sólidos y sin signos de flaqueza. Uno de los casos más famosos fue el colapso de Greg Normal en el Masters de 1996, que finalmente se acabó llevando Nick Faldo.
Norman se vino abajo en la última jornada, en la que una vuelta de par del campo le habría bastado para ganar. Sin embargo, su resultado se disparó hasta los 78 golpes, 6 sobre par, que le sirvieron a Faldo para ganar y quitarle al australiano la ansiada Chaqueta Verde.
Rorry McIlroy en el Masters de 2011
Rory McIlroy dominó con autoridad en las tres primeras jornadas del Masters de 2011, con vueltas de 65, 60 y 70 golpes, que provocaron el asombro del público y hacían pensar que se llevaría el torneo fácilmente y que la jornada de domingo sería un trámite. No fue así, Rory acabó los primeros 9 hoyos de la última vuelta con un golpe sobre el par del campo y conservando el liderato, pero en el tee del 10 empezó la tragedia. Desde el tee de salida de este hoyo falló estrepitosamente y la cosa acabó en triplebogey, lo que le dejó fuera mentalmente.
A este resultado le siguieron un bogey en el 11 y un doblebogey en el 12 y otro bogey en el 15, hoyo en el que hizo tres putts. Iba como un boxeador que tiene un combate ganado pero que lo pierde porque su rival, abatido, le encaja un directo en toda la cara que lo deja KO. De esta manera, dejó que Charles Schwartzel, quien había completado la gran última jornada con un final de infarto, gracias a cuatro birdies en los últimos cuatro, se situara en lo más alto y le arrebatara la Chaqueta Verde.
Estoy de acuerdo que le faltó emoción en la jornada del domingo, hasta ahí en la línea de otros masters, altibajos de todos incluso el de Bubba el sábado.
Creo que la falta de emoción ha sido culpa de Bubba Watson, ha sido el único jugador el domingo de todos los que pugnaban por ganar el Masters, que ha hecho una vuelta regular, ha jugado muy bien y es digno ganador de este Masters.
Nos faltó emoción pero no nos olvidemos de que hemos visto un gran golf, me quedo con el golpe de Bubba en el 13, dejando la bola en un par 5 a tiro de Wedge, espectacular.
No se si vimos un Masters descafeinado, pero desde luego el del año pasado fue vibrante, nada que ver con este. Yo como de costumbre, menos mal del Iplus me dormí hacia el hoyo 10 de los lideres, es lo que tienes despertarse pronto para jugar unos hoyos, me desperté sobre el 15, y me fui a dormir para verlo en diferido por la mañana, me puse a ello pero la verdad es que tuve la sensación desde el primer momento que ganaba Bubba, cero emoción en ningún momento me pareció que fuera a peligrar su victoria, descafeinado quizás, aburrido un poco.