La última vuelta de Adam Scott en Doral: para enseñar en las escuelas de golf
Es probable que una buena parte de los golfistas cuando pensamos en vueltas para enseñar o para recordar, visualicemos una vuelta en la que un gran jugador pega tirazos desde todos los lados, recupera desde sitios inimaginables o mete varios kilómetros de putts en una sóla vuelta.
Pero quizás o más bien casi seguro, ninguno de nosotros tenemos ni la destreza ni la capacidad de llegar a ejecutar una buena parte de esos golpes soñados que mencionaba anteriormente. Y quizás por eso, es por lo que la vuelta de ayer de Adam Scott me parece memorable, porque muchos de nosotros sí que compartimos la facilidad de conseguir doble bogeys y pegar algún que otro shank…
Salir con cuatro golpes de desventaja contra un jugador como Rory McIlroy y hacerse dos doble bogeys en la primera vuelta habría hecho que unos cuantos bajasen la cabeza y diesen el torneo por perdido. Sin embargo, Adam Scott, no pareció inmutarse, siguió a lo suyo, siguió con su esquema de juego, hasta ponerse a liderar el torneo…
Cuando todo parecía bajo control, otro de nuestros amigos, el shank, le hizo una visita en la sacada del bunker del 16 pero el australiano, siguió a lo suyo, sacó el par y se fue al siguiente hoyo.
Una actitud inconmensurable, una actitud que todos debiéramos aprender para poner en práctica en el campo. Sí, vamos a fallar, asumámoslo desde el principio, y cuando nos suceda, olvidémoslo y sigamos con nuestro esquema de juego, para poder ofrecer nuestra mejor versión.
Cuántas veces no nos hemos enfadado, cuantas veces no nos hemos rendido o cuantas veces no nos hemos creído capaces de darle la vuelta a un mal hoyo. Aceptémoslo, estas cosas suceden en este deporte, y no sólo a nosotros, si no a deportistas profesionales, que están dotados de mayor capacitación técnica, forma física y dedicacion. Y si estas cosas, le suceden a nosotros, ¿de verdad podemos echarnos las manos a la cabeza cuando nos sucede a nosotros?