El juego lento es el cáncer del golf
«El juego lento es el cáncer del golf español», escribía hace unos años aquí, cuando nuestra marca era Fuera de Límites. Hoy en día, tacharía la palabra final de la frase y lo dejaría en que el juego lento es el cáncer del golf, no sólo en España, sino también en otros países. Es una lacra que afecta al juego en el ámbito amateur y profesional, tanto en partidas de diario, como en torneos de amigos, de club y de máximo nivel.
No sé muy bien qué decir sobre los remedios para terminar con el juego lento en el golf, dado que si los profesionales de máximo nivel son sancionados por ir a paso de tortuga por el campo, qué se le puede pedir a un amateur en una partida de fin de semana. En mi opinión, es un problema complejo para el que no hay una única solución, sino muchas pequeñas cosas y detalles que deben cuidarse para que las partidas duren lo que tienen que durar, unas 4 horas máximo. Incluso menos, que poder, se puede:
Los clubes
Sí, los clubes son responsables de una parte del problema del juego lento. Para empezar, deben poner medidas para poder exigir juego a buen ritmo a los golfistas que usen sus instalaciones. Por ejemplo: publicar tablas de ritmo de juego, con los tiempos de paso por cada hoyo; señalizar el campo, indicando el camino a seguir entre hoyo y hoyo; y diseñando recorridos equilibrados, que no supongan largos recorridos de un green al tee siguiente o que sean «rompepiernas».
Uno de los problemas que existen en muchos clubes es el de carecer de personas capacitadas para dirigir el ritmo de juego. Esto significa que tienen que tener formación para saber dirigir el cotarro cuando el campo está lleno de socios o visitantes, con la mano izquierda necesarioa y, sobre todo, con la autoridad suficiente para hacerse respetar. Esto no significa que en cada club tenga que haber un marshall tipo Chuck Norris, sino que sea un profesional capacitado por la junta directiva para tomar decisiones, incluso de las que no gustan a los socios.
Otra obligación de los clubes para favorecer el buen ritmo de juego es la buena gestión de los torneos, dado que la organización del cuadro de salidas de una manera u otra, va a permitir lograr una media de tiempo de juego mejor o peor. Por ejemplo, poner a los hándicaps más altos los primeros en grupos de cuatro, es lo mejor que se puede hacer para garantizar que no se baja de 5 horas por vuelta. Mejor grupos de 3 y, a ser posible de hándicap bajo a primera hora, para que se vaya moviendo el campo a buen ritmo desde la mañana.
En los clubes también hay trabajo de dar ejemplo, de los que saben a los que no. El hándicap bajo tiene que enseñarle al alto que acaba de empezar, los directivos tienen que respetar el ritmo de juego igual que el resto de socios y con los jugadores más jóvenes, hay que tener paciencia para enseñarles a saber estar.
Los jugadores
La mayor responsabilidad contra el juego lento viene del propio jugador. Como siempre digo, hay que ir pendiente de la partida en la que uno va, pero también hay que «ir mirando hacia delante y por el espejo retrovisor», situándose en todo momento en el campo, para no perder ritmo con el partido de delante y no dejar que el que viene por detrás nos alcance con facilidad. Se trata de no ser estorbado, pero también de no molestar a los demás.
El jugador debe organizar su logística personal durante el recorrido para elegir rutas que permitan ahorrar tiempo. Por ejemplo, situando sus palos en el camino que va entre el green y el siguiente tee, para no tener que dar rodeos innecesarios. Sí, esto cae de cajón, pero hay tanta gente que se pega unas vueltas por el green, que a veces hay que contar hasta 20 para no hacer una locura y tirar mientras da la vuelta al ruedo. Hay que pensar que cualquier ineficiencia tomada como costumbre, si se repite en cada hoyo, supone multiplicar el tiempo perdido por 18 en una vuelta.
Saber estar en el campo implica lo anterior y mucho más. Aprovechar para apuntar la tarjeta en el siguiente tee y no en el antegreen; pensar tu golpe mientras los compañeros ejecutan los suyos; no usar el móvil; no dar la lata midiendo lo que no te hace falta con el aparato medidor de distancias (cuanto daño inútil están haciendo estos cacharros…); mirar las bolas con atención, tanto las tuyas como las de los compañeros competidores; renunciar a encontrar bolas en lugares imposibles; entre otras, son sólo algunas de las acciones a tener en cuenta para disfrutar durante una partida de golf y permitir que los demás también lo hagan.
Las instituciones
La mayor responsabilidad de las instituciones, en este caso RFEG y federaciones autonómicas, es formar a los clubes y jugadores para transmitirles la importancia de jugar con un ritmo adecuado. Se trata de hacer ver a todo aquel que juega al golf, que una vuelta debe durar un tiempo razonable, tomando como referencia las 4 horas que en la mayoría de campos son más que suficientes para jugar un recorrido de 18 hoyos.
Aquí no llega con «bautizar», sino que este trabajo es de «bautizo, comunión, confirmación, boda y hasta de extremaunción y funeral…». No sé si me explico, pero por si acaso, lo digo sin sorna gallega: la federación tiene que presionar a los clubes y dar caña cuando haya infracciones por juego lento. Si todos conocemos a jugadores con fama de lentos, ¿por qué no se les castiga más duramente en los torneos en los que infringen las normas de tiempos?
Los organizadores de torneos
Deben exigir un ritmo de juego para considerar válida una vuelta y poner los medios para que se puedan conseguir los tiempos establecidos. Esto significa que en los hoyos en los que sea fácil perder bola, no está de más poner una persona en el tee de salida ayudando y otra en la zona de caída, para ayudar a localizarlas y evitar pérdidas de tiempo buscando bolas, dropando o volviendo al tee a poner otra bola en juego.
Los profesionales
Los que se dedican a la enseñanza, deberían incluir como lección obligatoria el saber estar en el campo, mostrando a sus alumnos los trucos para moverse y las normas básicas para comportarse. Resulta que hoy en día hay muchos profesores que no hacen esto y cursos de iniciación que no recogen en su temario ningún aspecto relacionado con el ritmo de juego.
Los que se dedican a jugar torneos, tienen que dar ejemplo. Sin embargo, cuando uno se pone a ver golf en directo, resulta que se entera que hay cabreos de jugadores de primer nivel porque va en la partida con uno que es superlento y ve a otros que miran tanto la caída en cada putt que parece que duerme a la bola. El problema viene cuando los amateurs nos ponemos a imitar estas conductas, creyendo que nos van a beneficiar en nuestro juego, cuando resulta que es más bien todo lo contrario.
Buenos días.
No veo en tu articulo Pablo, mención a la jugabilidad del campo.
No encuentro lógico, que en un campo de socios, o incluso público, haya rough y partes cercanas al hoyo, donde no entran ni las máquinas.
Yo soy de Madrid, y el mejor ejemplo está en el Centro Nacional.
Campo bastante ancho, pero con un rogh muy penalizador y zonas cerca de los tees de salida donde estoy seguro que no entra una máquina. Al más puro estilo Links durante el Open…
No creo que haya necesidad de tener el campo de esa manera durante todo el año (y además en un campo público).
En ese campo se ha jugado Circuito Europeo, y no ha estado así ese rough…
Otro factor, en mi opinión, es la excesiva «mercantilizacion» del juego por parte de algunos jugadores .Tal vez por efecto de la crisis pero no es raro escuchar en el campo comentarios del estilo de «he pagado mis 50€ de green fee y tengo derecho a disfrutarlos a mi ritmo y a jugar como todo el mundo» o «que cada bola me sale a 1,50€ así que tengo que encontrarla si o si» … pienso que al campo hay que ir a jugar y disfrutar siendo válidos como únicos números, los golpes que se hacen y no los económicos 🙂