La oportunidad perdida del Open de España
Si hay algo que hace afición en golf, es ver en acción a profesionales de cierto nivel en un torneo como el Open de España. Ya sabemos que no somos capaces de traer a los mejores y que se den tortas por jugar, pero sí que estarán algunos jugadores destacados que harán las delicias de todos aquellos que se pasen a ver el torneo. En este escenario, la RFEG tiene ante sí una oportunidad de oro para montar todo tipo de acciones para captar nuevas licencias, aunque parece que el equipo de personas que se encargan de los asuntos de marketing y, por extensión, sus jefes, no lo ven así.
Desde la RFEG se ha distribuido la nota de prensa del Open de España y resulta que se vuelve a cometer el mismo error de siempre. Se permite el acceso gratuito a todos los federados españoles, mientras que se cobra 40 euros por semana o 12 euros al día a todo aquel no federado que quiera presenciar el torneo. ¿Soy yo el único que ve aquí una torpeza del tamaño de un buque de guerra? ¿Se buscaque entre gente nueva en esto del golf, aprovechando el tremendo escaparate que es el Open de España, o se están poniendo barreras para que apenas se interesen “cuatro de fuera”?
Es cierto que se ha anunciado que se van a realizar diferentes campañas en medios para regalar entradas, pero hay que reconocer que no es la manera de poner las cosas fáciles. Abrir las puertas de par en par, respetando las normas del European Tour, respetando la legislación y lo que haga falta, y seguro que de mil maneras más que no supongan poner precio a la entrada para el no federado. Es que justamente este precio es una forma de decirle a este segmento que no conoce el golf: “Hola, hay un gran torneo de golf en España y no queremos que vengas a verlo porque no eres uno de los nuestros”.
Una pena que no se haya pensado en algo como esos “planes amigo” que otras empresas ponen en marcha y que ofrecen algún incentivo a todo aquel que presente a un amigo y se convierta en cliente. El Open de España sería un escenario perfecto para colocar todos esos recursos dedicados a bautismos para convertir a todo cuanto “ateo del golf” pase por allí, pero claro, para poder captar a alguno, habrá que ponerle las cosas fáciles e invitarle a ir. Y no todo lo contrario.
Imagen | RFEG
Aquí lo increíble es el servilismo de esa que se llama a sí misma «prensa especializada» a la que no se conoce otro mérito que pelotear sistemáticamente a la federación de turno -sea cual sea y esté quien esté en los sillones- y a los pro’s de moda. Les ves debatir incluso en televisiones y parecen siempre en posesión de la verdad absoluta, mientras tratan con desprecio sibilino al resto de los mortales y provincianos varios. No se pierden jamás un sarao, ni un torneo a cubrir u otro a jugar -previa invitación, claro- y mantienen vivo el espíritu de la más rancia crítica taurina, tan «sobre-cogedora» ella.
Igual que aquella, que todo lo que hacía el torero del sobre parecía bien, hacen ahora estos otros. Todo está bien, todo es maravilloso (¡¡yuppieee!!) y todas las notas que mandan la federación de turno son publicadas ipso facto sin dilación ni revisión. Por supuesto todo lo que hace el pro sagrado se enaltece, y da igual que fracase por sistema, no gane nunca lo que se decía que iba a ganar o no pase un corte. Siempre serán el caddie, el público, la lesión fantasma o la mala suerte los culpables.
Ahí están, ellos (y ellas) son los que quiere marcar las pautas, y las marcan. Si vais con el paso cambiado, preparáos para el descrédito y la crucifixión, ahora que estamos en Cuaresma.
Es lo que hay hasta que llegue, si llega, otra generación. Podían aprender de otros deportes y la crítica a todo lo que menea cuando se hace mal. Pero, claro, entonces se acaba el chollo. Así que prietas las filas. Que los federados no paguen el torneo de la Federación es la noticia. Y tan panchos.