Una reflexión de finanzas tras la primera victoria de Jon Rahm en el PGA Tour
La victoria de Jon Rahm es una excelente noticia para el golf español. Hay que celebrarla y mucho, dado que significa que tenemos una nueva estrella nacional. Se veía venir, dados los resultados de Rahm en su etapa como amateur y vistos sus primeros pasos como profesional, aunque ya se sabe que lo más probable habría sido que fuera uno más en la pelea por llegar a ganar algún día.
De esto precisamente va el tema con el que retomamos la publicación de entradas en este blog. De lo que nos cuesta a todos los golfistas españoles un jugador profesional (mucho) y lo que se obtiene a cambio cuando llegan a lo más alto (¿nada?).
¿Cuánto cuesta convertir a un jugador amateur en un golfista profesional de éxito?
Hagamos el ejercicio de pensar cuánto cuesta formar a un jugador con los recursos de la RFEG y de las federaciones autonómicas, con el objetivo de que desarrolle una capacidad técnica, física y mental que le permita llegar al terreno profesional con las máximas opciones de competir en los grandes circuitos, PGA Tour y European Tour.
No sabría dar una cifra exacta sin indagar en diversas fuentes, pero sí me atrevo a decir que será del orden de varias decenas de miles de euros por jugador y que, en más de un caso, cogerlo desde su etapa infantil cuesta más de 100.000 euros desde que se coge al jugador en su etapa amateur hasta que se le deja volar solo, a veces, llevando un tiempo como profesional.
Sin duda es «un pastón», el cual sale del presupuesto de la REFG que, como ya sabemos, se nutre principalmente de las cuotas anuales que cobra a los federados por las licencias de golf. Como es sabido, la RFEG lleva unos años con una importante crisis de ingresos, debido precisamente a la bajada de las licencias de golf, lo que significa que hay que hacer las cosas de otra manera para que el organismo que vela por el golf nacional sea sostenible.
La formación de golf planteada como una inversión
Así que digo yo, bueno, también lo dice Ovidio, que así lo comentábamos hoy, que sería justo pensar en que esos jugadores formados por la RFEG y que finalmente consiguen llegar a hacer rentable su profesión de golfistas, pudieran devolver el dinero que se ha invertido en ellos y, por qué no, «un poco más» para cubrir el resto de gastos de formación.
¿Cómo? Muy fácil, a través del pago de una pequeña parte de sus ganancias vía premios y contratos con empresas, durante un tiempo y hasta una cantidad máxima. En este caso, se le podría pedir a Jon una cantidad de dinero, que podría sufragar con los ingresos de sus premios y su contrato con TaylorMade.
Sería justo, o al menos así lo veo yo. Yo, RFEG, invierto en ti y tú, jugador, si llegas a ganar dinero, me devuelves lo invertido y un plus. Es un pacto de win-win, es decir, una relación en la que las dos partes ganan y todos tan contentos:
- El golfista profesional gana la oportunidad de cumplir su meta y ganarse la vida jugando al golf en los grandes circuitos.
- La RFEG gana porque consigue su objetivo de promocionar el golf y, además, de una forma rentable y no basada en el «pagan la fiesta todos los federados».
Además, un esquema como este seguro que ayudaría a centrar el tiro con las «inversiones» en jugadores. Sabiendo que hay «materia prima» y un esquema sostenible económicamente detrás, no sería descabellado invertir en más recursos para sacar a más jugadores rentables y aumentar la probabilidad de que se consigan los objetivos de ambas partes, federación y golfista, y todos tan contentos.
Esto que propongo se hace en el mundo del fútbol y se llama derechos de formación. Así, cuando un club ficha a un jugador y se dan una serie de condiciones, el equipo de destino debe pagar por sus derechos de formación.
Por ejemplo, se podrían contratar más profesionales de la enseñanza, disponer de mejores instalaciones y tener una plantilla de más chavales para formar. No digo que sean pocos los que hay ahora, o que no haya buenos recursos, digo que se podría disponer de los mejores, siempre que el presupuesto acompañase.
Sin duda, el mayor beneficio de un planteamiento financiero más profesional, sería que tendríamos una RFEG adaptada a los tiempos que corren, con una visión más realista de sus finanzas y de lo que realmente necesita el golf español. Ah, y lejos del mundo de las «donaciones» que tanto nos ha chocado escuchar a algunos hace unos días y que no tiene sentido, salvo que se quiera vivir eternamente del cuento a costa de unos federados que son los que «apoquinan».
Por último ganaríamos también el resto de golfistas españoles, no sólo por la inyección de ilusión que supone ver que nace una nueva estrella, como Jon Rahm, sino porque además nos costaría menos la licencia de golf, que es obligatoria y no se nos deja jugar sin ella. No es justo un sistema en el que los jugadores amateurs soportamos todo el peso de la formación de golfistas que, cuando llegan a lo más alto, no tienen la obligación de pagar una pequeña compensación a cambio. Parte de lo comido, por lo servido.
Nota: Jon Rahm es de los jugadores que emigró a USA para labrarse su futuro en el mundo del golf, lo que significa que su «deuda» con el golf español es menor que la de otros que deciden quedarse en España al amparo de los programas de formación de la RFEG durante su etapa universitaria. Lo aclaro para que no parezca que este artículo es para echarle en cara nada a Jon Rahm, sino para lanzar la reflexión de que hace falta un esquema más sostenible para el golf español desde el punto de vista financiero y esta es una vía que, en mi opinión, debería explotarse desde ya mismo. Que dure Jon Rahm por muchos años y, ya puestos, que sea el próximo español que nos dé una victoria en un grande.
No puedo estar mar de acuerdo. Me parece fantástico que la Federación pague su formación, pero no es menos cierto que hay buscar la forma de encontrar un retorno por la inversión hecha.
El retorno ya lo tenemos simplemente con que gane, ¿recuerdas la última vez que se habló de golf en un telediario? pues bien en sólo 6 meses se ha hablados más de golf en las cadenas generalistas que en los últimos 6 años. Creo que sólamente con eso ya queda más que cubierta la inversión de la Federación.
Como se nota que quien ha escrito esto no tiene hijos jugando al golf. Salvo casos puntuales, la etapa juvenil de un jugador en España está sufragada prácticamente en su totalidad por el bolsillo de los padres. Las federaciones se limitan a una labor de promoción general del golf entre los niños. La tecnificación solo se recibe unos 2 años antes de marchar a la universidad y solo los jugador@s que han llegado a cierto nivel a base de su propio esfuerzo y el de sus padres. Y desde luego no sale a 100.000€ por jugador, ni sale de los federados. Las comunidades autónomas y el CSD aportan también a la bolsa.
En general, todas las federaciones, de todos los deportes, tienen costosas estructuras que mantener, a veces poco productivas, que desde luego cuando un jugador llega a ser profesional no tiene porque ayudar a mantener.
Un curso escolar en la escuela pública ronda los 8000€ por alumno ¿acaso hay que cobrarle una tasa especial en su nómina cuando empice a trabajar?
Hola Ringo. El que ha escrito esto, ha sido jugador de cierto nivel desde categoría infantil y ha pasado en sus propias carnes por el proceso formativo y ha visto lo que aportan y lo que no las federaciones, tanto a su generación, como a varias que han venido por detrás. Hoy en día tiene hijos, alguno de los cuales juega al golf y está en plena fase formativa.
Como digo en el post, hay muchos matices para hacer un cálculo de este tipo y lo importante es la base sobre la que versa, enfocar como una inversión la formación de golf, en lugar de como un gasto, para poder plantear sistemas de retorno que incentiven el sistema.
Mientras sea a fondo perdido y la leche proceda de una burra que ordeñar, el dinero de federados y contribuyentes, no hay incentivo para que esto funcione y tenga éxito.
Hola Pablo, el problema no es de donde viene el dinero sino a donde va. Las federaciones(Españolas) son estructuras ineficientes a semejanza de cualquier otra administración pública (Española). Por ello cualquier cambio deberá empezar desde dentro hacia fuera y no al revés.
Hoy vi el programa » Sueños de golf», trataba de los gemelos daneses Hojgaard. Nacho Gervás reconocía que la Federación Danesa está profesionalizada y funciona muy bien, y solo tiene 150.000 federados. Lo mismo con otras federaciones Europeas, que sacan muchos más jugadores profesionales que nosotros y en paises donde la mayor parte del tiempo llueve, nieva, anochece a las 4 de la tarde……etc, pero que hacen las cosas bien a diferencia de nosotros. Para muestra comentar que muchas de esas federaciones Europeas (y no solo de golf) tienen bases en el sur de España(Murcia, Andalucia) para trabajar con sus jugadores a lo largo del año y prepararlos adecuadamente. Nosotros en lugar de aprovechar las condiciones favorables que ofrece el sur de España vamos y montamos los 2 centros de alto rendimiento en Madrid y en, atento, LEON!! Esto desde luego no tiene mucho sentido. Y para colmo llega la federacion de Madrid y Cataluña y deciden montar su propio alto rendimiento, (y Andalucia ya va detrás también de tenerlo), así vamos duplicando estructuras y con ello el gasto. Y esto es solo la cáscara, que al grano prefiero no entrar. ( )
En definitiva, mucho tienen que cambiar las cosas en este pais para que se pueda plantear lo que comentas, más aún cuando un deportista profesional de élite ya contribuye con el 50% de lo que gana en su IRPF y eso es mucho dinero que se puede gastar adecuadamente. Un saludo