Quien no recuerda este gran momento de la Ryder Cup de 2012, cuando tocaba arrancar con el primer match play de foursomes que enfrentaba a Ian Poulter y Justin Rose, contra Bubba Watson y Webb Simpson en la jornada del sábado. Salían en los impares Poulter y Watson y se generó el momento que se puede ver en el vídeo y que a muchos nos parece increíble.
En un campo de golf, en lugar de pedir el tradicional silencio, Ian Poulter le pedía al público americano que elevara el volumen de sus voces, que animara más fuerte y que gritaran a tope para crear un ambiente único. El que a Poulter le va como la seda, el que le encanta cuando es el otro Poulter, el de la Ryder Cup. Le pegó a la bola el europeo con el público rugiendo como nunca se había visto en un campo de golf y la falló al bunker de la izquierda. Pero daba igual, Poulter estaba encendido ya, se había prendido la mecha del mejor jugador de la Ryder Cup.
La sorpresa continuó cuando Bubba Watson, a quién le tocaba jugar por el equipo americano en los hoyos impares, siguió el juego de Poulter con el público y pidió lo mismo. El éxtasis llegaba al tee del 1 de Medinah y parecía que la grada se venía abajo. Gritos y jaleos a Bubba y driver que casi acaba en el mismo búnker que Poulter pero que finalmente deja la bola en una mejor posición, en el rough.
Increíble momento y sensación, al ver una nueva demostración práctica de que el golf es un deporte que puede llegar al máximo de intensidad. El ruido deja de ser una disculpa molesta y se convierte en una escalera que lleva a los jugadores y al público hasta el mismísimo cielo.
